Danza y Espiritualidad.



La danza nos pone en contacto con la energía del universo. 

Comenzamos con esta afirmación que pareciera arriesgada, pero que después de revisar unas cuantas cosas, hemos concluido que es absolutamente cierta.
¿Qué llamaremos aquí la Energía Universal? 

Pudiéramos entrar en una larga e interminable discusión sobre lo que es la Energía Universal, pero en términos generales, dejemos asentado que toda la materia en el universo, no importa cuál sea su naturaleza, está formada por energía, es decir, que a fin de cuentas, toda la materia en el universo es parte de esa Energía Universal que suponemos o creemos que no haya actuado de manera fortuita en la formación de la materia, sino que más allá del aspecto formativo, debe haber un logos, un propósito para el funcionamiento de cada una de las cosas que están contenidas en el Universo. Esto es lo que llamamos Dios en todas sus acepciones. De tal forma que podríamos decir que somos criaturas de Dios y que por tanto formamos parte de esa Energía Universal y que hemos sido creados con un objetivo y una misión.

En nosotros, el alma y el cuerpo no están divididos, como históricamente se nos ha querido hacer ver sobre todo desde el materialismo vulgar. Por tanto el cuerpo no es solamente la casa del espíritu, es también el vehículo a través del cual el espíritu se conecta con la entidad superior, con el Universo.
En este sentido, el arte en todas sus manifestaciones ha contribuido desde siempre a ponernos en contacto con la Divinidad. Desde la antigüedad, en el arte floreció no solamente como expresión estética de calidad, sino también como una forma de vincularse profundamente a lo espiritual. Así, vemos como la danza, desde los orígenes de la humanidad, sirvió como una vía de comunicación con los dioses, a la vez que como una forma de festejar la vida y la muerte en sucesión constante de la energía del universo. La expresión artística es un espacio de comunicación entre lo humano y lo divino.  A través del arte accedemos a inspiración, creación y lenguaje de símbolos más allá de lo cotidiano. El hombre se expresa de esta forma con todo lo que le es desconocido o inalcanzable de algún modo, expresa su anhelo, su búsqueda…y accede a estados de trance dónde no encuentra separación entre lo divino y él.

El cuerpo, las emociones y los pensamientos van mutando, a medida que la Danza se hace consciente y presente. Algo más allá del cuerpo toma presencia y nos invade, se apodera de nosotros, guiando los movimientos desde el fluir verdadero, desde la Danza del Alma. Es entonces, cuando nos hemos entregado, abandonado y ofrecido como bailarines del Espíritu.

Así, danzar debe llevarnos a recuperar los movimientos naturales del cuerpo, volverse Uno con la naturaleza, fluir con las olas, el viento, expresar la pasión de los huracanes o la serenidad de un lago en calma… Volver al movimiento propio del cuerpo, recuperar el fluir ondulado, permitir manifestar la emoción, y convertirla en gratitud y devoción.

La espiritualidad tan sólo es un estado sutil del ser humano, dónde el ego y el cuerpo son puestos al servicio de una fuerza o presencia superior, más allá de nosotros.

Cuando reconocemos que esa Presencia nos invade, inspira o sostiene, accedemos a un estado más lúcido y consciente. 

La Danza como medio de trascender el cuerpo y acceder a estados sutiles de conciencia, nos lleva a despojarnos de emociones y pensamientos, y abrirnos a la plenitud y el gozo experimentados a través de la entrega, la expresión y la creación.

PARA ELLO ES PRECISO ABRAZAR LA TÉCNICA

De acuerdo a la bailarina Diane Aldis, la danza está conformada por cinco elementos: el cuerpo, el acción¸ el tiempo, el espacio, y la energía. Esta última está considerada como uno de los elementos de la danza más complejos. Consiste en las cualidades tanto físicas como emocionales que caracterizan a un movimiento en la danza. La energía puede incluir los estados emocionales que se revelan en la manera en que se ejecutan los movimientos. También puede incluir las cualidades que determinan con cuánta fuerza, tensión, fluidez o peso se realizan los movimientos.

Algunos ejemplos de energía en una danza son:

Flujo: la energía en una danza se puede expresar con un flujo libre, apretado, balanceado o neutral.

Peso: la energía en una danza se puede manifestar, por ejemplo, con una fuerza que empuja el peso en el espacio, con una fuerza que envía el peso hacia arriba o hacia abajo, con una fuerza que se estira horizontalmente, con una fuerza liviana, o con una fuerza que rebota.

Cualidad: una danza puede tener una energía que se manifiesta, por ejemplo, con una cualidad fluida, apretada, suelta, aguda, ondulante, suspendida, o suave.

La danza ayuda a sanar cuando se conecta con nuestra parte espiritual, cuando dejamos realmente que el cuerpo se exprese y sobre todo cuando la disfrutamos, no en vano en muchas culturas este era el medio preciso para eso. Las sacerdotisas de templos antiguos aprendían sobre danza y música porque eran sus herramientas, lo mismo hacían muchos líderes espirituales en ciertas comunidades.

Por esto es que la Danza también puede ser vista como una forma de espiritualidad, puede ser una canal de comunicación con nuestra parte más sabia y con la sabiduría del Universo que nos rodea, es una conexión con la vida misma, con la naturaleza de las cosas. Si dejamos que sea esto lo que nos mueva y nos haga bailar haremos conseguido algo muy valioso para nosotros mismos.

En próximas entregas, seguiremos trabajando este interesante tema de la danza y la conexión con la Energía Universal.



Referencias

Comentarios

  1. Simplemente hermoso. Me gustó mucho. Gracias por compartirlo Carmen. Es Isabella.

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