Bailemos por la vida
La Compañía de Baile de la Academia Social Style con el querido Maestro Bronson Dávila al centro. Agosto 2018 |
Bailemos… por la vida!!! Así como se escribe, se lee.
Bailemos por la vida, más que un simple título es una consigna de vida que ha
significado muchas cosas para mí desde hace unos quince años, cuando un domingo
en la mañana me invitaron a una sesión de Bailoterapia a la que fui buscando sentirme
mejor de un terrible estado depresivo que me había mantenido tirada en una cama
con las ventanas cerradas y mi casa hecha un asco desde hacía varios días.
Han pasado, como dije, quince años, que se dice
rápido, pero que en el tiempo ha significado que ya tengo quince años más que
cuando comencé a bailar (que no comencé temprano, por cierto). Sin embargo,
puedo decir, sin temor a equivocarme que han sido los mejores años de mi vida,
incluida mi infancia, el nacimiento de mis hijos, mis treinta años como
profesora universitaria y esas cosas que usualmente a nosotras las mujeres nos
importan.
Yo bailo por la vida. En principio, bailo por MI vida, porque si no bailo, ocurren
varias cosas:
1. Entumezco, es decir, comienzan a dolerme todas las
articulaciones de mi cuerpo, hasta las que no sabía que tenía.
2. Entristezco, es decir, como una flor al final de la
primavera, siento que comienzo a marchitarme lentamente y las cosas a mi
alrededor comienzan a perder sus hermosos colores. Mi vida se pone gris.
Decir que el baile salvó mi vida, no es una
exageración. Bailar me sacó de mi
depresión y hasta me llevó a conocer a mi actual pareja, lo cual, diría yo, ha
sido tremenda ganancia.
Pero el baile también ha hecho otra cosa muy
importante en mi vida, porque a través del baile pude crear fuertes lazos
afectivos con mis hijos que jamás pensaron hace quince años atrás que el baile
iba a ser tan importante en sus vidas. Ambos aprendieron a bailar, han dado y
dan clases de baile, como yo, y uno de ellos, incluso, asumió el baile como
camino de vida y ahora es un talentoso bailarín y coreógrafo.
Y concluyo con la idea que me llevó a esta consigna de
vida: bailar es vivir, bailar nos mantiene unidos, porque cuando bailamos es
nuestra humanidad la que sale a bailar. Bailamos para no morir, para no pelear,
para olvidar que más allá del salón de baile, pasan muchas cosas que nos
preocupan, nos desagradan o nos enferman. En suma, bailamos para ponernos en
contacto con la Divinidad!!!
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